lunes, 2 de diciembre de 2013

Torrecilla, de nuevo, una maravilla

Ayer domingo 1 de diciembre volví a subir al Torrecilla, cumbre más alta de Málaga con 1919 m. con la sección de Montaña de mi club. Este último mes desde la Turdetania ha sido un poco flojo en entrenamientos y siento que me voy recuperando del esfuerzo. La subida de ayer me sirvió para darle un empujón a las ganas de hacer deporte.


Como puedes observar por la foto el día fue muy bueno, sin una nube pero desde el jueves había estado nevando por encima de los mil metros, lo que nos presentaba una cumbre repleta de nieve. De hecho desde la altitud de 1500 metros los senderos y pasos estaban repletos de nieve, haciendo honor al nombre de la Sierra que transitamos (Sierra de las Nieves), incluso de placas de hielo hicieron de las suyas con algún tropezón que otro.
Desde la cumbre pudimos divisar el peñón de Gibraltar, incluso Ceuta se veía. Perfectamente la ciudad de Málaga y la magestuosa Sierra Nevada al oeste, también otras cumbres cercanas. Un paisaje impresionante.



Salimos de La Algaba a las siete de la mañana, con un poco de retraso pero no dejamos de parar a desayunar unos buenos molletes de Coripe, tras lo cual, con las pilas cargadas de zurrapa y demás calorías, llegamos al area recreativa de los Quejigales desde donde emprendimos la marcha hacia nuestro objetivo, el Torrecilla. En la subida atravesamos un bosque de Pinsapos cuyo contraste con la nieve nos situaba virtualmente en un villancico navideño.


Como en todas las salidas reinó el buen rollo y compañerismo. En esta ocasión contamos con la compañía de un compañero del Club Turdetania, Felix, experto en actividades de montaña, y su fiel amigo León, que se comportó como una auténtica cabra montesa.


Además de contemplar el Pinsapar, conjunto de abetos endémicos cuya presencia en Europa Occidental está reducida a la Sierra de las Nieves y Grazalema, también pudimos ver un nevero donde antiguamente se guardaba la nieve para consumo doméstico cuando aún no existían los modernos frigoríficos. El nevero que vemos en la siguiente imagen dejó de utilizarse en 1931.



Justo en ese punto nos desviamos por un tramo más difícil que nos llevaría a un valle. Tuvimos que bajar un poco y hacer unos kilómetros más de lo previsto pero nos mereció la pena. Las vistas eran inmejorables. Tuvimos que pasar por un tramo aparentemente difícil, junto a la cueva del silencio, que tenía una cadena para facilitar el paso.



En definitiva, un día de montaña redondo. Vamos levantando la cabeza y nuevos retos se contemplan en el horizonte.

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